Por supuesto que existe, replicó el maestro. Pero un minuto ¿no es demasiado breve?. No, es cincuenta y nueve segundos demasiado largo. Milagros Un hombre recorrió medio mundo para comprobar por sí mismo la extraordinaria fama de que gozaba el Maestro. "¿Qué milagros ha realizado tu Maestro?", le preguntó a un discípulo. "Bueno, verás... , hay milagros y milagros. En tu país se considera un milagro el que Dios haga la voluntad de alguien. Entre nosotros se considera un milagro el que alguien haga la voluntad de Dios". Sensibilidad ¿Cómo puedo yo experimentar mi unidad con la creación? Escuchando, respondió el Maestro. ¿Y cómo he de escuchar? Siendo un oído que presta atención a la cosa más mínima que el universo nunca deja de decir. En el momento que oigas algo que tú mismo estás diciendo, detente. Vigilancia ¿Hay algo que yo pueda hacer para llegar a la iluminación? Tan poco como lo que puedes hacer para que amanezca por las mañanas. Entonces, ¿para qué valen los ejercicios espirituales que tú mismo recomiendas? Para estar seguro de que no estáis dormidos cuando el sol comienza a salir. Presencia ¿Dónde debo buscar la iluminación?. Aquí. ¿Y cuándo tendrá lugar?. Está teniendo lugar ahora mismo. Entonces, ¿por qué no la siento?. Porque no miras. ¿Y en que debo fijarme?. En nada. Simplemente mira. Mirar ¿qué?. Cualquier cosa en la que se posen tus ojos. ¿Y debo mirar de alguna manera especial?. No. Bastará con que mires normalmente. Pero ¿es que no miro siempre normalmente?. No. ¿Por qué demonios...? Porque para mirar tienes que estar aquí, y casi siempre no lo estás. Interioridad El discípulo quería un sabio consejo Ve, siéntate en tu celda, y tu celda te enseñará la sabiduría, le dijo el Maestro Pero si yo no tengo ninguna celda... Si yo no soy monje... Naturalmente que tienes una celda. Mira dentro de ti. Carisma El discípulo era judío. ¿Qué es lo que debo hacer para ser aceptable a Dios?, preguntó. ¿Y cómo voy a saberlo yo? Respondió el Maestro. Tú Biblia dice que Abraham practicaba la hospitalidad y que Dios estaba con él. Que a Elías le encantaba orar y que Dios estaba con él. Que David gobernaba un reino y que Dios también estaba con él. ¿Y tengo yo alguna forma de saber cuál es la tarea que se me ha asignado? Sí. Trata de averiguar cuál es la más profunda inclinación de tu corazón, y síguela. Armonía A pesar de su tradicional proceder, el Maestro no sentía un excesivo respeto por las normas y las tradiciones. En cierta ocasión surgió una disputa entre un discípulo y su hija, porque aquél insistía en que ésta se ajustara a las normas de su religión para elegir a su futuro marido. El maestro se puso inequívocamente del lado de la muchacha. Cuando el discípulo le manifestó la sorpresa que le producía el que un santo actuara de aquella manera, el Maestro le dijo: Debes comprender que, al igual que la música, la vida está hecha de sentimiento y de instinto, más que de normas. Ofuscación ¿Cómo alcanzaré la vida eterna? Ya es la vida eterna. Entra en el presente. Pero ya estoy en el presente... ¿o no?. No ¿Por qué no? Porque no has renunciado al pasado ¿Y por qué iba a renunciar a mi pasado?. No todo el pasado es malo... No hay que renunciar al pasado porque sea malo, sino porque está muerto. Ignorancia El joven discípulo era tan prodigioso que acudían a solicitar su consejo intelectuales de todas partes, los cuales quedaban maravillados de su erudición. Cuando el Gobernador andaba buscando un consejero, fue a ver al Maestro y le dijo: Dime, ¿es verdad que ese joven sabe tanto como dicen? A decir verdad, replicó el Maestro con ironía, el tipo lee tanto que yo no sé cómo puede encontrar tiempo para saber algo. Mitos El Maestro impartía su doctrina en forma de parábolas y de cuentos que sus discípulos escuchaban con verdadero deleite, aunque a veces también con frustración, porque sentían necesidad de algo más profundo. Esto le traía sin cuidado al Maestro, que a todas las objeciones respondía: Todavía tenéis que comprender, queridos, que la distancia más corta entre el hombre y la verdad es un cuento. Hablar El discípulo no podía reprimir las ganas que tenía de contarle al Maestro el rumor que había oído en el mercado. Aguarda un minuto, dijo el Maestro. Lo que piensas contarnos ¿es verdad? No lo creo... ¿Es útil? No, no lo es. ¿Es divertido? No Entonces, ¿por qué tenemos que oírlo?

 

Anthony De Mello

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