Gran parte de la noche nuestro bebé termina entre su padre y yo, durmiendo felices los tres, nuestros cuerpos descansan velándonos unos a otros, contentos, en paz, compartiendo sueños y ternuras que perdurarán en su memoria más allá del tiempo y velarán su sueño incluso cuando ya no estemos...
Amor mío, no te daré muchos juguetes ni te haré un gran bautizo, pero jamás te quejarás de falta de amor o caricias, me sobra la ternura para arroparte...
 
Regresar al inicio