UGT recuerda que el año pasado una empleada enferma de neumonía murió tras pedir el alta médica voluntaria por miedo a perder el empleo.

Tras la última reforma laboral, las empresas pueden echar a los empleados aunque sus ausencias estén justificadas.

Amaya Muñoz tiene 31 años. En septiembre perdió su casa del barrio madrileño de Valdezarza. La desahuciaron por no poder hacer frente al alquiler. Y el viernes perdió su trabajo por haber faltado aquel día en el que la echaron a la calle con sus bártulos. Aunque sus ausencias estaban justificadas, la empresa de telemarketing Konecta, en la que llevaba contratada desde julio, le explicó que la despedían de todas formas. Y que lo hacían con el aval de la última reforma laboral, que considera un "despido objetivo" el que se produce porque el empleado acumula nueve faltas justificadas en dos meses.

"Me avisaron de que el desahucio sería el 11 de septiembre. Ya había logrado aplazarlo una vez, pero la cosa no pintaba bien. Y pedí el día libre para acudir a mi propio desalojo. Les dejé claro que era un asunto de índole judicial y que mi falta estaría justificada. Pero mi jefa me respondió que ya era mayorcita y que tenía que asumir mis responsabilidades", cuenta Amaya. Al final, "a regañadientes", en la empresa accedieron a un cambio de turno. Pero todo fue peor de lo que la joven había imaginado. Decenas de personas se acercaron para intentar evitar el desalojo, pero un amplio operativo policial ayudó a fraguar el desahucio.

"A las siete de la mañana han llegado una barbaridad de furgonetas de la UIP. Serían unas 15. Han cortado algunas calles, han tomado prácticamente todo el barrio para evitar el acceso de otros compañeros que pudiesen unirse durante la mañana. Los agentes venían con el ariete, los mazos... Estaban preparados para tirar la puerta abajo", explicaba entonces Álvaro Gómez, miembro de la asamblea popular de Tetuán.

Tras el episodio, Amaya "muy afectada psicológicamente", según relataban los presentes, no fue a trabajar. "El médico me dio unos días de baja para recuperarme. Y eso no gustó en la empresa", reconoce. Alojada temporalmente en casa de amigos, se reincorporó a su puesto con el apoyo explícito de sus compañeros, pero no de la dirección. "Mi jefa me dijo que me había visto en la tele, como si lo hubiese hecho adrede. Parecía que se estaba mofando de mí", asegura. A partir de allí, todo fue más o menos normal. Hasta el viernes. Media hora antes de que acabara su turno, a las tres de la tarde, la llamaron desde el departamento de Recursos Humanos. "Creí que íbamos a hablar del turno extra que me había ofrecido a hacer al día siguiente". Y se acercó contenta y segura por su rendimiento laboral: "Ese mismo viernes había vendido dos pólizas", apunta

Despiden a una trabajadora por faltar el día de su desahucio

Pero en la reunión la responsable de personal le comunicó que la echaban por sus faltas al trabajo. También se había ausentado otros dos días por un brote de gastroenteritis que afectó a varios empleados. "Ella me recalcaba la del 11 de septiembre, el día de mi desahucio. Y yo insistía que todas estaban justificadas. Pero me respondió que con la reforma laboral podían hacerlo igualmente", lamenta. Sus planes ahora son demandar a su empresa, para exigirle "readmisión o despido improcedente". Aunque la primera opción sea la que menos le gusta: "No me gustaría volver a trabajar en esta empresa por lo que me han hecho. Pero tengo que intentarlo todo". La campaña para pedir la readmisión de Amaya Muñoz incluye el envío de mensajes a la página oficial de Facebook del grupo Konecta y a su cuenta de Twitter. Además, mañana a las 19.00 está convocada una concentración frente a la sede de la compañía, en Tres Cantos.

No es la primera vez que Konecta usa el absentismo laboral como causa para despedir a empleados: CGT señala que la empresa ha llevado a cabo muchos despidos procedentes basados en bajas, incluso justificadas. El año pasado, una empleada de la empresa que padecía una grave neumonía, murió tras darse de alta voluntariamente por miedo al despido. Según CGT, unas semanas antes, uno de los jefes había mencionado la posibilidad de despedir por bajas laborales.

En el caso de Amaya, denuncian que Konecta la instó a coger dos días de baja en octubre que ahora le contabilizan para su despido. "En octubre faltó los días 11 y el 17, tenía que ir al médico. Nuestro convenio recoge 35 horas al año para ir al médico en forma de permisos retribuidos. Sin embargo, la empresa le dijo que no le valía el justificante médico y que pidiera la baja esos días. Ya estaban detrás de despedirla", explica Santiago Alonso.

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