Si has sido capturada alguna vez, si alguna vez has sufrido hambre del alma, si alguna vez has sido atrapada y, sobre todo, si experimentas el impulso de crear algo, es muy probable que hayas sido o seas una mujer fiera. La mujer fiera suele estar muy hambrienta de cosas espirituales y a menudo se traga cualquier veneno ensartado en el extremo de un palo puntiagudo, pensando que es aquello que ansía su alma.
Aunque algunas mujeres fieras se apartan de las trampas en el último momento y sólo sufren algún que otro pequeño desperfecto en el pelaje, son muchas más las que caen en ellas inadvertidamente y pierden momentáneamente el conocimiento mientras que otras quedan destrozadas y otras consiguen liberarse y se arrastran hasta una cueva para poder lamerse a solas las heridas.
Para evitar las celadas y tentaciones con que tropieza una mujer que se ha pasado mucho tiempo capturada y hambrienta, tenernos que ser capaces de verlas por adelantado y esquivarlas. Tenemos que reconstruir nuestra perspicacia y nuestra cautela. Tenemos que aprender a virar. Tenemos que distinguir las vueltas acertadas y las equivocadas.

Clarissa Pinkola

Mujer Fiera
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